En la actualidad todos conocemos el poder que posee nuestra mente, pero
cuantos de nosotros practicamos ese poder y lo aprovechamos en cada aspecto de
nuestra vida; por eso es que se me hace un tema relevante para muchas personas,
ya que desconocen del poder que albergan en su mente.
El pensamiento correcto es, pensar ideas
positivas en lugar de negativas y albergar pensamientos de éxito en lugar de fracaso, algo que las personas ignoran es que no
hay nada tan auxiliador como el pensamiento adecuado.
Esto nos habla que no hay
que tener interés en nada que no tenga aplicación práctica y definida; y es
que, si lo aplicamos su resultado es evidente.
La importancia del pensamiento constructivo
La importancia del buen pensar se funda en
el hecho de que todo lo que somos y todo lo que nos acontece en la vida, es en
gran parte el resultado de nuestros
pensamientos.
“Vuestros
pensamientos, deseos e aspiraciones comprenden vuestro mundo”
Me gusta explicarlo con un análisis idealizado
por mí, basado en el siguiente refrán: “lo que siembras, es lo que cosecharás”.
Pero, ¿Si no sabes que sembrar? O ¿En qué temporada es mejor hacerlo? Y ¿Si no cuidas tu siembra? En general vas
a tener el resultado de una decisión confusa, poco razonada, ya que no tienes orientación
alguna como para tomar la mejor decisión, siendo el futuro producto de una acción
indeterminada y bajo el manto de la duda, te preguntarás ¿Qué paso con mi siembra?, teniendo como expectativa una cosecha
de mil hectáreas, cuando solo trabajaste un metro, ilógico no.
Ya que las acciones, son simplemente el resultado
de los pensamientos; las personas tienden a creer que el éxito es la
ausencia del fracaso, que la salud es la ausencia de la enfermedad, que la
riqueza es la ausencia de pobreza, etc. Los que llegan a tener esas creencias
es porque en ellos hay ausencia de la
verdad.
“No
es luchar con la vida, es luchar para tener una vida plena”
El efecto del
pensamiento
Las
consecuencias del pensamiento se ven reflejadas en todo aspecto de nuestra
vida, un pensamiento es una acción en proceso de nacer y las acciones son
orientadas por nuestros pensamientos; una mala acción es provocada por un
pensamiento erróneo y no pensar las cosas lo suficiente, produce una acción
bajo el impulso de las circunstancias. Por eso, es que el subconsciente forma
parte esencial de este mecanismo, es un centro que alberga un gran poder y energía,
actúa bajo creencias impuestas y por
ese motivo es crucial imponer creencias que impulsen acciones positivas.
Los buenos pensamientos traerán buenas
acciones, más los malos pensamientos malas acciones y es en el control del
pensamiento donde se hallará el dominio de uno mismo.
La influencia
de los habitos
Los hábitos juegan un rol primordial en el
pensamiento, ya que el hábito de la pereza impide pensar en realizar las cosas
con eficacia y así sucesivamente. La única manera de formar buenos hábitos es
con el pensamiento constructivo y
positivo, acompañado de la acción correspondiente.
Siempre hay que recordar que no es como
hagas las cosas, sino la actitud con que las hagas y sin importar lo que pase,
si mantienes una buena actitud la situación será moldeada por ti mismo y el
fracaso ya no se verá como un error o una circunstancia melancólica, sino como
un período circunstancial y una oportunidad para relucir tu fortaleza interna y
capacidad de superación; siendo identificada por una piedra, no por su dureza,
sino por su fuerza y fácil adaptación a cualquier ambiente.
La actitud que
asumas
Si sientes lo que piensas, entonces deberías
empezar a pensar mejores ideas, si piensas que eres un fracasado y realmente
sientes que sea cierto, estas conformándote con una idea mal pensada y poco
estructurada si verdaderamente eres o no un fracasado, pero si en vez de pensar
disruptivamente y comienzas a razonar los motivos por los cuales eres una gran
persona y efectivamente lo sientes, tu actitud cambia de inmediato, ya que estas
imponiéndole a tu subconsciente creencias que inspiran a un cambio positivo en ti. De esta forma te estas motivando a
tomar mejores decisiones, para tener un mejor efecto en tus acciones.
No solo eso, sino que como reflejas lo que
eres, vas a transmitir entusiasmo, paz, plenitud y todo lo que te propongas a
mejorar en cuanto a la importancia del buen pensar y proyectarás una mejor
imagen de ti mismo.
Quién es
el responsable?
Algo que las personas no tienen en cuenta
cuando les sucede algo en la vida, es que somos los únicos responsables del resultado de las decisiones que tomamos
y de la actitud que asumimos ante las circunstancias y es que, es muy diferente
levantarte en la mañana con una buena disposición y ejecutar todo con la misma,
dejando que está influya en tus acciones del día, a permitir que un mal humor
afecte tus decisiones.
Con sólo controlar los pensamientos
podremos dirigir las acciones y por medio de estas cambiaremos el rumbo de la
vida, porque hay una gran comparación entre obrar en base a creencias
sostenidas a hacerlo sin orientación alguna.
Se dice que si hay confusión y desarmonía en
la mente, pues también la habrá en la vida; y es que, estar consiente de quien
eres, que haces y el motivo de porque haces lo que estás haciendo, produce una
gran satisfacción interna, al igual que equilibrio en todo aspecto.
Pensar correctamente imprime exactitud y precisión
a la vida, haciendo de ella algo cierto y seguro, sin olvidar características importantes
que forman parte de ella: como la felicidad, que es un estado mental íntimo, no
se puede hallar en cosas externas, por tanto no se obtiene yendo tras las
ilusiones de la vida, sino dentro de uno mismo en la profundidad de nuestros
pensamientos.
Las circunstancias no moldean la felicidad,
porque si las circunstancias cambiaran aun así seguirías siendo infeliz, el
cambio se encuentra primero en la mente (aspecto interno) y luego en tu vida
(aspecto externo); las circunstancias desagradables son solo el resultado de
una actitud mental equivocada.
Los que no saben controlar sus pensamientos
se dejan dominar por el temor, las preocupaciones, el odio, la ira, etc.
Dejando poco espacio para la felicidad, quien no posee la capacidad de
controlar sus pensamientos, las circunstancias y los períodos difíciles de la
vida lo consumen, dejándolo sin capacidad de desarrollo mental y vulnerable ante
la astucia de sus semejantes.
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